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San Antón es una de las fiestas más propias y particulares del calendario galveño. Ritual de fuego, con todas las connotaciones propias de la fiesta campesina. La noche de San Antón se ha adaptado al ambiente actual, acomodándose a los espacios abiertos, plazas, ensanches y solares que el municipio tiene enclavando en su paisaje.

fiesEsta celebración comienza la víspera de San Antón (16 de enero) con el tradicional encendido, al atardecer, de las hogueras que recorren todas las calles de la localidad, manteniéndolas encendidas hasta finalizar el día siguiente.

En la víspera es tradición, además de encender hogueras en honor al Santo para la purificación y protección de los animales, que los vecinos de Gálvez se disfracen con ropas usadas y cencerros, por lo que podemos decir que se trata de un carnaval anticipado.

La situación estratégica de Gálvez y el carácter abierto de sus gentes ha hecho que sus tradiciones autóctonas, convivan con las de la comarca, asimilando su variado folklore a lo largo de los tiempos.

El fuego, símbolo de la unidad y de la renovación ligada al año nuevo, alimentado por el ramón de oliva y trastos inservibles no sólo reúne a familias, amigos galveños y numerosos forasteros, sino que también es el "horno" donde se asan los productos más típicos de esta villa ganadera por excelencia.

Orígenes

foto2De los orígenes de la fiesta tenemos ya constancia en diversas crónicas medievales. Tradicionalmente, al atardecer se encendían lumbres en las huertas y en todos aquellos lugares en los que había ganado y animales domésticos. Estas hogueras tenían connotaciones mágicas, esperando de ellas ahuyentar las enfermedades y plagas de los animales: "En San Antón, la gallinita pon", dice el refrán.

En la noche del 16 de enero, la víspera de la celebración, los campesinos encendían hogueras como símbolo de purificación de sus animales a la vez que se disfrazaban para "correr San Antón" ataviados con cencerros propios del ganado, untando sus rostros con corchos quemados, simbolizando así la terrible peste.

Existía también una relación clara con el ciclo de la cosecha y con las labores del olivar. Para la fiesta, la recolección de la aceituna estaba acabada y se pasaba a la poda del olivo. Precisamente eran estos restos de la corta, el ramón, el material básico de la hoguera. A ella se le unían los capachos viejos de esparto, que se usaban en el prensado tradicional, empapados aún en aceite, un excelente combustible.

Durante los días previos, los vecinos, y muy especialmente los niños, salían a los campos cercanos y buscaban en las casas materiales que sirvieran de combustibles. No son infrecuentes las reyertas entre las chiquillerías de barrios o calles por la posesión del ramón. Tampoco los asaltos y hurtos sobre los almacenes de los rivales...Situaciones que precedían e iban creando un ambiente de fiesta y el interés porque la lumbre de cada uno fuera la mejor.

Evolución Histórica

foto3A finales del s XVIII y principios del XIX, en los meses de febrero o marzo de cada año, era una costumbre, el que alguna persona donara un cochinillo pequeño, que tras ponerle al cuello una cinta de color y cortarles las orejas y el rabo para que supiesen que se trataba del conocido, "GUARRO SAN ANTON", los vecinos de la localidad lo alimentasen hasta el día de la celebración (17 de enero), con la finalidad de darlo como sustento a los más pobres.

En la mañana del día 17 se celebraba misa, y luego el Santo en procesión, recorría varias calles del pueblo. Después los jóvenes de pueblo, montados en caballerías y carros, daban vueltas por el pueblo.

A finales del siglo XIX, la fiesta pagana comenzaba con el encendido de hogueras en las calles, huertas y campos de la localidad, siendo la más importante la situada en la Ermita de los Cristos por la creencia de su carácter más purificador. Es seguro que estas hogueras mantuvieran las connotaciones mágicas, esperándose de ellas ahuyentar las enfermedades y plagas de los animales. En las hogueras se quemaba todo aquello que los vecinos tenían en sus casas y la leña que recogían del campo.

Las gentes se vestían con cualquier atuendo que tuvieran en sus casas, pintándose las caras con corchos quemados en las hogueras para no ser reconocidos y se colocaban cencerros a las espaldas e iban visitando todas las hogueras, que es lo que se conocía, y conoce, como "correr San Antón".

Los jóvenes con engalanadas caballerías y lujosos atalajes, patrullaban cabalgando, las calles del pueblo, parándose en las puertas de las mozas, las cuales salían a convidarlos con licores, chorizos, el dulce típico de esta fiesta, la Herradura de San Antón, y otros manjares. Solían salir sobre las once de la mañana y se recogían alrededor de las dos de la tarde. Por las calles, sobre las cabalgaduras, los mozos interpretaban canciones populares. Con los chorizos les que regalaban a los jóvenes que corrían San Antón, se reunían todos para freírlos en alguna hoguera.

Al día siguiente se celebraba la fiesta religiosa en honor al Santo, en la que se bendecían a los animales y se iba en procesión recorriendo las calles del pueblo con caballos, burros y mulas a los que engalanaban con sus mejores atuendos (mantones, mantas y campanillas).

A lo largo del siglo XX y principios del XXI, la fiesta ha ido permaneciendo, frente a otras celebraciones populares que se han debilitado con el paso del tiempo hasta desaparecer, San Antón se ha ido revitalizando adaptando al paisaje urbano de un pueblo que evoluciona y crece.

En la actualidad, permanece el tradicional encendido de hogueras al atardecer en la víspera (16 de enero) prolongándose hasta el día siguiente (17 de enero). Y aún hoy conserva toda su simbología mágica entre los vecinos de la localidad.

Desde hace algo más de tres décadas, esa noche y al día siguiente, todos los vecinos ser reúnen, como antaño, alrededor de las hogueras para charlar y comen, al calor de las luminarias, puches (dulce elaborado con harina y anís cociéndose en la hoguera), la tradicional Herradura de San Antón (dulce que guarda una gran similitud al tradicional roscón de reyes ), migas y productos de la matanza que los vecinos han elaborado con anterioridad. Es el propio Ayuntamiento quien obsequia a cada hoguera con la típica Herradura de San Antón y con churros.

Durante los días previos a la fiesta los vecinos salen a los campos cercanos en busca de leña y de materiales que sirvan de combustible para poder pasar estos días, llegándose a quemar unos 500.000 Kilos de leña en dos días.

foto4Esa misma noche los vecinos, como antaño, siguen disfrazándose con ropas que sacan de los baúles y cencerros para "correr San Antón", ocultando sus caras con trapos y caretas para no ser reconocidos, ya que cuando van visitando las lumbres los vecinos tratan de averiguar quienes son; siendo habitual ofrecerles un vino y una tapa mientras los "San Antones" (personas disfrazadas) siguen visitando las diversas hogueras.

También, destacar el auge de las charangas que van visitando las hogueras más principales del pueblo junto a las coplas más tradicionales cantadas, la víspera, por los vecinos.

El día de la efeméride se celebra una misa en honor al Santo donde se bendicen a los animales y a continuación se realiza una procesión por distintas calles del pueblo, acompañada con caballos y los distintos animales que han sido bendecidos, como se hacía en los orígenes de esta festividad. Podemos decir que aquí la fiesta ha sufrido un cambio debido a que los caballos no son actualmente tan adornados con mantones ni campanillas como antes.

A continuación el Ayuntamiento, en la plaza del pueblo, obsequia a sus vecinos con una parrillada, donde se pueden degustar los productos típicos del pueblo, el cerdo y el vino.

Esta no es una fiesta privativa de Gálvez, varios pueblos de la provincia la celebran, pero quizás sea en Gálvez, donde ha permanecido más inmutable esta fiesta popular, siendo ejemplo de cómo los vecinos han mantenido y hecho suya una tradición ancestral, revistiendo los tintes más interesantes y curiosos de toda la comarca.